viernes, 12 de diciembre de 2014

Discriminación en la sociedad Peruana

Antes de la conquista, los rasgos que caracterizaban a los incas, eran bastante marcados, se diferenciaban de los hombres y mujeres de otras tribus existentes. Sin embargo con la llegada de los españoles, y la conquista, estos rasgos que caracterizaban al inca, comenzaron a cambiar producto de la unión de incas y españoles, lo que dio origen al “mestizo” una persona con rasgos diferentes a los incas, pero que era en parte inca. A partir de esta “fusión” es que el Perú no dejó de mezclarse, hasta crear un país de múltiples rasgos fenotípicos, rasgos que no son únicos y que no permiten identificar de forma precisa a los peruanos. Y es que el Perú es un país, donde las personas no tienen una única procedencia, su condición fenotípica está influida por diferentes grupos étnicos. 

El idioma en el Perú no es solo el castellano, existen más de 100 lenguas, lo que nos permite apreciar la diversidad que existe en el Perú, las diferencias en rasgos físicos, y hasta el idioma en que se habla. Y si somos un país con tantas cualidades y diferencias fenotípicas, ¿Por qué nos cuesta tanto reconocerlo? ¿Por qué queremos ser todos iguales? ¿Por qué siempre estamos marcando nuestras diferencias de manera negativa? Y es que vivimos en una sociedad que juzga por lo que ve y no por lo que conoce, que siempre está criticando a los demás, que atribuye cierto tipo de acciones a personas con cierto tipo de rasgos físicos, es decir, vivimos en una sociedad donde “un blanco manejando una moto… se lo ha comprado y un negro manejando una moto… se la ha robado”. 

Vivimos en una sociedad donde para encontrar trabajo se requiere de “buena presencia”, lo que hace referencia a rasgos físicos específicos que la mayoría de los peruanos no cumple. Vivimos en una sociedad prejuiciosa, que gira en torno a estereotipos que para nada reflejan a la mujer y al hombre que trabajan y que luchan por salir adelante. Vivimos en esta sociedad, porque busca desesperadamente la aceptación por parte de aquellas sociedades cuyos modos de vida son muy diferentes al de nosotros los peruanos, pero representan los conceptos de “belleza” y “perfección” que se supone todos debemos lograr.

Leopoldo Chiapo
Día a día los medios de comunicación mediante programas televisivos, nos “venden” una imagen de mujer y hombre perfecto proveniente de Europa, y son estos estereotipos que definen nuestra identidad, es decir, son estos modelos que rigen nuestro comportamiento y modos de pensar, pues las personas dejamos de valorar lo referente a nuestra cultura, por valorar lo que proviene de otros países, pues pensamos siempre que todo lo que no es nuestro es mejor. Y es que como dice Leopoldo Chiapo “Nuestra tradición cultural es la tradición de los países colonizados. El modo cómo se nos ha venido identificando decide para otros lo que somos. En la medida que aceptamos, por rutina y por práctica irreflexiva esta identificación, no podemos iniciar un proceso cultural auténtico. Más bien seguimos enmarcados y, complicemente enmarcándonos dentro de patrones culturales que nos son ajenos y que por ser ajenos nos ahogan material y espiritualmente.”

Seguimos aceptando patrones culturales que se nos han impuesto, y en la búsqueda de poder encajar dentro de ese estereotipo, los peruanos nos vamos transformando y vamos adquiriendo aquellos rasgos que nos hacen más parecidos a los otros y dejamos de lado aquellos rasgos que nos hacen más parecidos a nosotros, discriminamos nuestra cultura, nuestras costumbres, nuestra comida, nuestras danzas, nuestro lugar de nacimiento y obviamente empezamos a discriminar a nuestra gente porque son “cholos y serranos” que jamás van a cumplir con el estereotipo. 

Mujer Andina Peruana
La sociedad actual vive en una discriminación cotidiana, ha acogido este término como parte de su realidad, porque aunque nos cueste aceptarlo, siempre estamos discriminando, siempre estamos buscando la manera de inferiorizar al otro para sentirnos superiores y distintos a los demás. Nos pasamos la vida excluyendo a las comunidades indígenas, porque no se visten como nosotros, no hablan como nosotros, no se expresan como nosotros y es que estos peruanos valoran y respetan sus costumbres y tradiciones; en cambio el resto de los peruanos somos una sociedad alienada que no es capaz de reconocer y valorar su folklore. Y cuando queremos hacer presente la imagen de la mujer andina, lo hacemos como medio de burla, como es el caso de cierto programa televisivo que presenta a la mujer andina como una mujer ociosa, ingenua, tonta, que no sabe ni escribir, y aunque lo nieguen tiene un trasfondo cultural, y es la discriminación. Esto fomenta que se cree una imagen de la mujer andina que no es la correcta, que no es la de una mujer trabajadora, por esta razón es que se generan insultos y ofensas hacia estas mujeres. Sin embargo, la sociedad peruana no solo discrimina a los pobladores indígenas, sino también a los afroperuanos, creándose una imagen de ellos que no es la correcta, por ejemplo cuando vemos caminando a una persona con rasgos afroperuanos, nos genera miedo, pues pensamos que nos va a robar o realizamos comentarios que hacen referencia a su escaso nivel intelectual olvidándonos de tantas personas de color que fueron grandes intelectuales y personas renombradas como el fallecido Nelson Mandela o aquí en el Perú una persona de gran corazón como lo fue San Martín de Porres. 
Phili Batters

Estos suelen ser los casos en que la sociedad peruana discrimina por los rasgos fenotípicos que las personas presentan, que son los casos de discriminación más frecuentes. Sin embargo, no es la única manera en que nuestra sociedad discrimina a las personas, también lo hacen por la condición sexual de las personas. Nuestra sociedad es homofóbica, no es capaz de aceptar relaciones sentimentales que involucren a personas del mismo sexo, esta puede ser debido a la religión que juega un papel importante al momento de tomar una postura a favor o en contra de la homosexualidad, ya que los peruanos son en su mayoría creyentes, y la Iglesia no permite una unión homosexual, por ellos los peruanos tampoco lo hacen. Otro factor es el machismo, por eso se juzga una relación sentimental de dos hombres, pues no se les considera hombres, de ahí la conocida frase: “¿qué pasa? Si yo soy bien machito”. Estos motivos llevan a los peruanos a discriminar a los homosexuales, a insultarlos y ofenderlos, a agredirlos física y psicológicamente, a no respetar su espacio y privacidad, a referirse a ellos de manera despectiva, a mirarlos como si fuesen lo peor de la sociedad y a hacer comentarios como lo hizo el comentarista de futbol Philip Batters, quien anunció su homofobia a nivel nacional y amenazó con golpear a cualquier homosexual que estuviese cerca de su casa. Por eso, en la actualidad, se genera un gran debate sobre “La Unión Civil” que permitiría que las personas del mismo sexo puedan contraer matrimonio y formar la familia que tanto desean. Este es un gran avance para valorar a las comunidades homosexuales y hacer valer sus derechos, porque indistintamente de la opción sexual que hayan elegido, son seres humanos que merecen el mismo respeto que recibe cualquier heterosexual.

Las relaciones sentimentales, son un tema que no está exento de discriminación, y es que en algunos diarios más populares de Lima se encuentran secciones como el “buzón sentimental” donde las personas publican notas sobre el tipo de pareja o amistad que buscan por ejemplo:
“Trigueñito, 30 años, 1.78 de estatura, contextura agradable, amable, cortés, no mal parecido, bachiller en Contabilidad, desea relacionarse con damita de tez blanca o trigueña, no mal parecida, de 22 a 30 años, romántica, limeña o provinciana, cualquier ocupación, sencilla, cariñosa, con deseos de amar y ser amada…”[1]
Este es un claro ejemplo de la preferencia de las personas cuando van a buscar una pareja sentimental, siempre es importante la estatura, el nivel económico, el color de la piel y el lugar de procedencia, y regresamos de nuevo al punto mencionado anteriormente donde se habla del estereotipo de belleza que rige nuestra vida. Pues es como dice Fromm (1988) “en una cultura contemporánea… dos personas se enamoran cuando sienten que han encontrado el mejor objeto disponible en el mercado, dentro de los límites impuestos por sus propios valores de intercambio”[2] y es como lo interpreta Juan Carlos Callirgos “el objeto buscado debe ser deseable desde el punto de vista de su valor social. Al mismo tiempo uno debe resultar deseable. Una de las características a las que se otorga valor en la sociedad peruana es “la raza”, junto con otras como la posición socioeconómica.”
Son estos ejemplos donde se manifiesta el nivel de discriminación en la sociedad peruana, es a través de estos ejemplos que se puede observar una cultura de la discriminación, que si no se detiene va a continuar uniendo eslabones hasta formar una cadena tan grande que va a ser difícil de romper. Esto se genera porque nuestra cultura en valores es muy pobre, ya no practicamos valores como la responsabilidad, el respeto, la solidaridad y el amor al prójimo que son tan importantes para lograr una convivencia pacífica con los miembros de nuestra sociedad, son tan importantes porque a través de los valores se establecen normas que debemos seguir y que rigen nuestro comportamiento humano. Una formación en valores permite formar personas íntegras, capaces de pensar razonada y críticamente, que sean conscientes de la diversidad que existe en el Perú y las diferencias étnicas, y que a partir de ellas fomente una concientización en los peruanos para que acepten su origen y a los miembros del país que han sido excluidos y marginados, porque ellos también son peruanos.

Aceptar nuestras diferencias étnicas en el país, es un gran paso para poder ir dejando poco a poco el término discriminación y valorar más a nuestra cultura, pues qué bonito sería si aprendemos a valorar y a querer esas diferencias, a marcar estas diferencias, pero de manera positiva; qué bonito sería si aprendemos a reconocernos como un país de múltiples caras y todas ellas son hermosas tal y como son, sin importar el color de su piel, su tamaño, su contextura, su lugar de procedencia, el idioma que hable, su ideología. Porque son las diferencias lo que nos hace únicos y especiales, son las diferencias lo que nos permite sobresalir, son las diferencias la muestra de un país rico en cultura, rico en costumbres, rico en mitos y leyendas, rico en su gente que se valora y respeta. Las diferencias no son un símbolo de inferioridad o superioridad, simplemente son un símbolo de respeto, respeto al prójimo.
Pero al reclamar nuestro derecho a ser diferentes también tenemos que reclamar nuestro derecho de igualdad, cuando se refiere a oportunidades, todos debemos tener las mismas oportunidades, el Estado debe respaldarnos a todos por igual, hacer cumplir nuestros derechos, pero también hacer cumplir con nuestras obligaciones como ciudadanos responsables de un mismo país.
Tal vez sea muy difícil cambiar la concepción de sociedad sobre discriminación, pero podemos empezar a cambiar nosotros mismos y fomentar ese cambio en las personas cercanas a nosotros, y así se generará una cadena que permita el cambio.



Una forma de combatir la discriminación es la Educación, si desde pequeños a nuestros estudiantes les establecemos ciertas normas a seguir basados en valores, se irán familiarizando más con las normas de convivencia y con la práctica de valores lo cual permitirá que los estudiantes se respeten, cuiden y amen entre ellos, se irán estrechando lazos amicales que anularan cualquier rasgo que implique una discriminación. Este trabajo se tiene que priorizar en el aula, para fomentar en los estudiantes, un ambiente de respeto hacia sus compañeros y un ambiente de respeto hacia las diferencias fenotípicas que cada uno puede tener.
La reducción de la discriminación no solo se llevará a cabo si se trabaja a nivel de aula, sino que es necesario que los padres de familia orienten al niño hacia una formación que no sea racista, ni que discrimine. Pues muchas veces son ellos quienes incitan al niño a comportarse bruscamente con otros, por ello, mediante talleres de tutoría se orientaría al padre a tomar conciencia de los importante que es el trabajo de valores en casa, en especial el de respeto.

Conclusión:

En conclusión es importante que los peruanos nos reconozcamos como somos, un país de las múltiples caras, un país con muchas diferencias étnicas, pero que son estas las que nos hacen especiales. Es importante que nos valoremos y respetemos los unos a los otros, porque todos somos iguales, pero a la vez diferentes.


[1] Citado por Juan Carlos Callirgos en “El racismo: la cuestión del otro (y de uno)
[2] Citado por Juan Carlos Callirgos en “El racismo: la cuestión del otro (y de uno)

Bibliografía

· *Juan Carlos Callirgos (1993). El racismo: La cuestión del otro (y de uno). Lima: DESCO (Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo).
· * Leopoldo Chiapo. La cultura y las sociedades en emergencia. Lima, Perú














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