martes, 1 de noviembre de 2016

CUENTO: TONO EL ZORRO Y RAFA LA GARZA

 Este es otro maravilloso cuento dirigido para los estudiantes de primer grado de primaria "Tono el zorro y Rafa la garza". Espero sea de su agrado.













CUENTO: SIXTO SEIS CENAS - INGA MOORE


Este es un hermoso cuento que deseo compartir a aquellos interesados en fomentar el hábito por la lectura y disfrutar de un cuento de texto literario.














miércoles, 29 de abril de 2015

Desarrollo de la Conciencia Fonológica en los niños y niñas

La conciencia fonológica es considerada una habilidad metalingüística definida como: “La reflexión dirigida a comprender que un sonido o fonema está representado por un grafema o signo gráfico que a su vez, si se lo combina con otro, forman unidades sonoras y escritas que permiten construir una palabra que posee un determinado significado”.


Es la capacidad o habilidad que les posibilita a los niños reconocer, identificar, deslindar, manipular deliberadamente y obrar con los sonidos (fonemas) que componen a las palabras.
La conciencia fonológica opera con el reconocimiento y el análisis de las unidades significativas del lenguaje, lo que facilita la transferencia de la información gráfica a una información verbal. Este proceso consiste en aprender a diferenciar los fonemas, en cuanto son expresiones acústicas mínimas e indispensables para que las palabras adquieran significado. En el aprendizaje de la lectura, el desarrollo de la conciencia fonológica es como “un puente” entre las instrucciones del alfabetizador y el sistema cognitivo del niño, necesaria para poder comprender y realizar la correspondencia grafema-fonema.
Por consiguiente cabe mencionar que la conciencia fonológica es una habilidad metalingüística que consiste en tomar conciencia sobre los aspectos sonoros del lenguaje hablado, es decir que cada letra tiene su respectivo sonido. La conciencia fonológica es una condición indispensable para acceder a la etapa alfabética de la lectura, no puede haber aprendizaje de la lectura sin haber adquirido conciencia fonológica. Asimismo, esta toma de conciencia puede realizarse sobre cualquier unidad fonológica del lenguaje hablado, sobre la palabra, sobre la rima, la sílaba y el fonema, esto ultimo hace referencia a los diversos niveles de la conciencia fonológica. 

Niveles de la conciencia fonológica
La conciencia Léxica
Cuando se toma conciencia de cada una de las palabras que forman una oración hablaremos de CONCIENCIA LÉXICA. Todo a través de imágenes y se realiza la siguiente pregunta ¿cuantas palabras tiene esta oración?.
Cuyas posibles respuestas pueden ser: Niña come, Lucia come donde cada palabra este acompañado de una palmada. 

La conciencia de Rimas
Cuando se toma conciencia de los sonidos de parte de una palabra hablaremos de CONCIENCIA de RIMAS. Por ejemplo se hace la pregunta ¿Estas palabras suenas igual al final?
La conciencia Silábica
Cuando tomamos conciencia de las sílabas componentes de las palabras estamos haciendo CONCIENCIA SILÁBICA. Por ejemplo de las siguientes imágenes que los niños y niñas pueden visualizar se les pregunta por cada imagen. 
La conciencia de fonemas
EL ÚLTIMO NIVEL DE ADQUISICIÓN ES LA CONCIENCIA FONÉMICA.  ES LA HABILIDAD MÁS COMPLEJA PUES IMPLICA REFLEXIONAR SOBRE EL ELEMENTO MÁS ABSTRACTO DEL HABLA , QUE ES EL FONEMA. Por ejemplo:

La estimulación de la conciencia fonológica debe iniciarse desde la etapa de la educación inicial. Asimismo, debe ser estimulada también durante los primeros grados pues la conciencia fonémica se retroalimenta con el aprendizaje de la lectura. Además como ya se mencionó la conciencia fonológica es un requisito indispensable para aprender a leer. 



* Las imágenes presentadas en los distintos niveles pertenecen al libro "Jugando con los Sonidos" de la Dra, Esther Velarde Consoli.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Todos somos diferentes, esa diferencia es la que nos hace únicos y especiales

La discriminación en todas sus formas, genera diferentes tipos de violencia, y la persona que sufre las consecuencias de este actuar, desarrolla  grandes problemas de autoestima, depresión y otros. Se avergüenzan de ser diferente.

1.  De la discriminación y algunas de sus formas

Todos somos únicos
Para hablar de discriminación y de cómo surgió la diferenciación entre las personas, debemos recordar que surgió desde que la humanidad se organizó como grupo humano, ya que es aquí donde se empiezan hacer diferenciaciones de algún tipo, esto es porque al formar una sociedad, se hace una organización en la que se establecen normas y/o pautas de conducta e interacción para cada miembro, ya que cada uno cumple un rol dentro de esa estructura. Este conjunto organizado y formado por relaciones sociales es lo que denominamos estructura social. Donde surge el concepto de status, que viene a ser uno de los componentes más importantes de la estructura social, esto hace referencia a la identificación social, a la relación de cada individuo con los otros, los vínculos sociales que va desarrollando el hombre desde el nacimiento hasta su muerte. Los roles que cumple cada individuo son diferenciadores, es por eso que se empiezan a jerarquizar las funciones en una clase social, realzar aspectos, características, funciones, etc. 
A partir de lo expuesto anteriormente podemos decir entonces que discriminación es todo acto de distinción, exclusión y/o restricción  en donde se prioriza una característica que te permitirá pertenecer o no a cierta clase social. A partir de ese entonces hasta hoy la discriminación se expresa de forma muy negativa, porque se entablan las diferencias basándose en la raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas, posición económica o de nacimiento.
Discriminación entre los escolares
Ahora bien todos estos actos, se reflejan en las comunidades escolares donde conviven docentes, personal administrativo, alumnos y padres de familia, aquí se establece una red de relaciones sociales que determina en gran medida lo que los niños interiorizan como las normas y valores. Esto se evidencia ocasionando problemas dentro y fuera del salón de clases, niños que son excluidos y discriminados, que van a desarrollar problemas de autoestima, inseguridades, rechazo a los cursos o a la misma escuela, y claro que todo tiene influencia directa en el aprendizaje. La discriminación es un problema que impone la sociedad, ya que ésta pone las reglas para “juzgar” a los demás; los niños no aprenden a discriminar por un sentimiento personal sino por las pautas que existen en la sociedad. Por estas razones las  actitudes, comportamientos  y palabras que observan los niños de su entorno lo repetirán con otros niños.
¿Las instituciones educativas privadas brindan una mejor educación?

En todas las sociedades existe la discriminación, aun cuando la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por las Naciones Unidas en 1948 estipula el derecho al trabajo, a la educación, a la salud, etc. ¿Pero esto se cumple? La respuesta es lamentablemente no. 
No todas las personas pueden acceder a estos derechos y es que incluso algunos de estos derechos se han convertido casi ya en privilegios, aquellos privilegios a los que no todos podemos acceder.
La Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación (1993) considera discriminación a “toda distinción, exclusión o restricción que, basada en el origen étnico o nacional, sexo, edad, discapacidad, condición social o económica, condiciones de salud, embarazo, lengua, religión, opiniones, preferencias sexuales, estado civil o cualquier otra, tenga por efecto impedir o anular el reconocimiento o el ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades de las personas”. Pero el sistema capitalista que nos rodea, la demanda de un mercado en constante cambio, acaba con lo que debería ser una igualdad de oportunidades, ya que impera más el estatus social que los derechos de las personas a la igualdad de trato. 
Relacionado esto al ámbito educativo podemos mencionar que las instituciones educativas privadas son casi siempre las que brindan mayor calidad de educación. Por lo tanto si los padres quieren el mejor desarrollo de sus hijos pues los inscribirán en una escuela particular, e incluso se tiene el concepto de que mientras más costosa sea la institución mejor será la enseñanza. Pero no solo es el aspecto institucional, sino que se también se relaciona estrechamente a la labor docente ¿por qué en los colegios estatales no hay una buena enseñanza? ¿Por qué el nivel de educación es tan bajo? Sucede que en la mayoría de colegios estatales, los profesores no están correctamente capacitados o su formación ha sido inadecuada,  que no le permite impartir bien las diferentes materias a su cargo.

Otro caso que se presenta es el poco interés que tiene el profesor por el alumno y su aprendizaje, niños con bajos recursos económicos que no podrán acceder a estudios superiores, así que no importa que tan bien o mal terminen el colegio.
Entonces me formulo estas preguntas ¿Qué aprendizajes reciben los estudiantes? ¿Qué capacidades desarrollan? ¿Están listos para afrontar los nuevos retos que les esperan al culminar su etapa escolar?.
La mayoría de escolares al terminar su secundaria en colegios estatales tienen un futuro incierto ¿acaso no es injusto y discriminatorio este hecho? Que una persona no pueda brindar una mejor calidad educativa a sus hijos porque su nivel de ingreso no se lo permite, generando como consecuencias que su hijo no pueda optar a mejores proyecciones laborales en un futuro y por ende a mejores remuneraciones. 
Las clases sociales nos muestran que hay personas que tienen acceso distinto y normalmente desigual, a privilegios, ventajas y oportunidades. Por ejemplo los ejecutivos de grandes empresas, los congresistas, todas las personas que por su buena posición económica tienen lo que se considera una buena posición social y gracias a esto acceden a grandes salarios, lo que permiten que sus hijos acudan a colegios prestigiosos, con mejor infraestructura, uso de materiales didácticos entre otras comodidades que inciden en el rendimiento escolar de sus alumnos y posteriormente en el desarrollo de su vida futura. La diferencia abismal presente por pertenecer a una clase social inferior de toda índole no permite las mismas oportunidades, es decir otra persona dotada de las mismas capacidades, como las intelectuales pero que no tiene el mismo nivel de especificidad en estudios por no haber podido acceder a grados superiores, recibe un sueldo claramente menor, como es el caso de un obrero.

No queremos jugar con ese niño, porque no puede hacer lo que nosotros hacemos

Derivado de lo primero respecto a las clases sociales, entendemos que cada miembro debe cumplir ciertas reglas que le permitan la pertenencia a un determinado grupo, entre ellas se toma el aspecto físico (algún rasgo específico, enfermedad, discapacidad, etc.)
Se estima que aproximadamente 150 millones de niños en todo el mundo viven con una discapacidad y que el 80% de ellos se encuentra en países en vías de desarrollo. En la mayoría de los casos, estos niños no reciben el tratamiento que necesitan y muchos son discriminados.
Los estudiantes que presentan alguna discapacidad son objeto de “bromas” y apodos peyorativos que apelan a su condición (“cojo”, “cuatro ojos”, “mongólico”, “enano”, etc.), lo que refleja la tendencia de nuestra sociedad a centrarse en la carencia y no en las capacidades diferentes que cada persona desarrolla. Estos estudiantes suelen ser marginados de la mayoría de juegos y eventos sociales que realizan sus compañeros, bajo la idea de que la diferencia les impediría compartir las mismas actividades. 
En otro sentido, pueden tener un trato diferente de forma positiva, pero dañina también. El ejemplo más frecuente es la sobreprotección a la cual se les somete, lo que entraña sentimientos de lástima y poca confianza en sus capacidades. Casos como “me da mucha lástima y deseos de ayudarlo (a)”.
Para los niños observar una discapacidad en sus compañeros pudiera pasar de algo muy extraño a algo normal, dependiendo de la influencia que hay recibido, ya que ellos copian el modelo de la sociedad y aquí la discapacidad se ve como una limitación funcional que es sancionada por la sociedad como una característica de escaso valor social [1] . Esta imagen social presente en los niños es lo que da pie a conductas discriminatorias en la escuela.
A nivel institucional también se presenta un grado de discriminación para estos niños, dado que los recursos educativos y la infraestructura escolar (falta de baños y accesos como rampas, por ejemplo) no son los adecuados para su desenvolvimiento diario.
La acción del Estado como garante del bien común y como guía para los miembros de la sociedad, debería ser muy riguroso en cuanto a su rol. Es por eso que surge La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CRPD, por su sigla en inglés) es un instrumento internacional de derechos humanos de las Naciones Unidas o Derecho internacional de los derechos humanos destinadas a proteger los derechos y la dignidad de las personas con discapacidad. Algunas especificaciones en la Convención tienen la obligación de promover, proteger y garantizar el pleno disfrute de los derechos humanos de las personas con discapacidad y garantizar que gocen de plena igualdad ante la ley. El texto fue aprobado por la Asamblea General de Naciones Unidas el 13 de diciembre de 2006 en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Esta medida lleva implícito el firme compromiso moral y político de los Estados de adoptar cambios  para lograr la igualdad de oportunidades.

 La finalidad de esta norma, es garantizar que tanto niños, jóvenes y adultos con algún tipo de discapacidad, puedan gozar de los mismos derechos y deberes que los demás. Si hablamos del ámbito educativo pues se deba trabajar la inclusión e integración de los alumnos con discapacidad a las actividades escolares.
La integración es una idea reguladora de la racionalidad práctica de la acción social, en el sentido que nos orienta, ayuda, mentaliza a aceptar que la sociedad está formada por personas que tienen algo que las hace diferentes y algunos más que otros. Específicamente para la integración escolar, la escuela debe ser concebida como una institución abierta a la diversidad desarrolladora, que garantiza la respuesta a las necesidades educativas de sus alumnos, incluyendo las más complejas o especiales (sensoriales, motores, verbales, intelectuales) o aquellas determinadas por carencias del entorno socio familiar.
La eliminación de la discriminación plasmada en leyes y reglamentos es necesaria pero no suficiente. Estos instrumentos deberán ser producto de un profundo debate y diagnóstico social y ser traducidos finalmente en regulaciones y políticas ministeriales, planes y programas que exijan el cumplimiento de los derechos de cada estudiante con discapacidad.

El género no es lo importante, todos podemos aprender

No cabe duda que el género influye profundamente en el desarrollo de la personalidad, sea en el aspecto moral, intelectual o afectivo. La influencia del género en la persona se da desde que ésta establece vínculos con los agentes de socialización [2].
Tanto la identidad de género como la identidad sexual suponen situaciones críticas, sujetándose su definición a reforzamientos sociales que dependen de la cultura preponderante en la sociedad.
El proceso educativo forma parte de la vida de los niños y por ende es el lugar donde se va a reflejar los planteamientos del ideal de persona según las normas establecidas socialmente. Es aquí donde influye en los niños la formación de actitudes y el desarrollo de la personalidad.
Hombres y mujeres son diferentes, pero tienen el mismo potencial para aprender y requieren de las mismas oportunidades para lograrlo. Pero en nuestro país y en otros de Latinoamérica predomina una cultura machista que promueve la desigualdad entre hombres y mujeres, es por ello que los refuerzos sociales, en cuanto al rol de género son muy diferenciadores. 
Se da una desigualdad en cuanto a la educación de la niña, lo cual se refleja claramente en las estadísticas del sector educación, la atención prestada a la formación que la niña recibe en la escuela es bastante superficial.
Según Teresa Tovar los alumnos y alumnas son conscientes de su igualdad y competencia, es decir que saben que un chico y una chica sólo se diferencian en lo físico, teniendo por lo demás los mismos derechos, responsabilidades y posibilidades de desarrollo. Sin embargo, y aunque no siempre de manera consciente, las estudiantes suele ser discriminadas arbitrariamente por razones de género.
Las expectativas y niveles de exigencia por parte de los docentes varía y se evidencia en el trato según sean hombres o mujeres (por ejemplo se les exige más a los varones en asignaturas científicas y matemáticas, y a las niñas en aquellas humanistas), lo que les resta oportunidades de aprendizaje, en especial, a las mujeres. En este mismo sentido, la discriminación arbitraria se manifiesta en relación a las expectativas sobre las conductas esperadas para cada sexo: de una niña o adolescente se espera que cumpla con una serie de características asociadas a lo femenino (ser suave, ordenada, tranquila, responsable, callada, etc) y, cuando no cumple con estas expectativas es discriminada por “problemática” o “ahombrada”. Lo mismo sucede respecto de los hombres: de ellos se espera que cumplan con una serie de conductas asociadas a lo masculino (que juegue fútbol, que sea bueno para pelear) o, de lo contrario serán etiquetados y discriminados como “llorones”, “cobardes” o “afeminados”.
El impacto de la discriminación por género es más fuerte en las zonas rurales debido a que se mantienen relaciones significativas entre familia y trabajo, de manera que el sexo de los hijos se constituye en elemento significativo para la calidad de vida de la familia, el rol de las niñas es que son mejor dotadas para tareas caseras como ayudar en la cocina y cuidar niños pequeños por lo que suele excluírseles de la educación a edades tempranas.
Por datos estadísticos se sabe que cada 100 adolescentes varones de áreas rurales que culminan oportunamente la secundaria, sólo 82 mujeres lo consiguen. Este índice muestra mayor desventaja en departamentos como Loreto, Huancavelica, Ayacucho Cajamarca y Ucayali. Sólo 57.8% de las mujeres que hablan una lengua nativa y viven en el área rural acceden a la matrícula de nivel secundario, frente al 66% de los hombres en la misma condición. [3]
Cuando una niña no culmina la secundaria a la edad oportuna es mucho más difícil que lo logre años después, ya que se acumulan un conjunto de desventajas en su ciclo vital.En consecuencia, las mujeres rurales de 24 años a más tienen menos grados de estudio que los varones y constituyen una población pobre, vulnerable y excluida de las posibilidades de desarrollo.

A manera de síntesis

Podemos ver la relación entre discriminación y la representación social que se ha generado de cada individuo, esto viene a ser una forma de reconstrucción mental de la sociedad en la que se presentan elementos como imagen, estereotipo, opinión, entre otros.  
“En términos generales, las conclusiones son dolorosas. Los niños de raza negra o indígena, cuando adultos, ganan menos que los de raza blanca, y las mujeres mucho menos que los hombres independientemente de su origen y color. Las familias y niños de estos orígenes viven, mayoritariamente, en condiciones de pobreza y extrema pobreza. Las desigualdades educativas, expresadas en años de escolaridad para grupos de razas y etnias diferentes, no han variado significativamente con los años y aunque han disminuido las desigualdades de género persiste una desigual distribución de oportunidades educativas cuando se trata de niñas de familias pobres, provenientes de zonas rurales o indígenas, o familias de color. Los años de escolaridad, como las desigualdades de género, varían enormemente entre las diferentes etnias, grupos lingüísticos, razas o sectores. El panorama, para quienes formulan o ejecutan políticas en beneficio de estos grupos, no es alentador.” [4]

2. Revalorando nuestras diferencias

Siempre he escuchado decir dentro de los argumentos para defender nuestros derechos la frase “todos somos iguales”, pero bueno en términos de que se nos trate como iguales, ya que es claro que no todos somos iguales, es más cada uno de nosotros es muy diferente al otro, nos diferenciamos en gustos, preferencias, estilos, formas de vestir, tipo de cabello, contextura, habilidades, etc. Tenemos variedad de diferencias.
Mientras tanto para combatir la discriminación, simplemente nos centrarnos en decir: “no hay que discriminar a los que son diferentes a nosotros”, como si nosotros no tuviéramos diferencias entre sí, y porque no decir mejor si somos diferentes, soy diferente y está bien serlo, eso es lo que me hace especial.
Me pregunto el porque tomamos nuestras diferencias como algo malo, es que acaso sería mejor que todos seamos realmente iguales. ¿Se imaginan? Caminar todos vestidos de igual manera por la calle o que en una conversación pensemos y respondamos lo mismo. No me quiero imaginar eso, sería tan monótono, aburrido, no tendría sentido hablar con alguien porque no habría dudas, cuestionamiento, preguntas, no podríamos analizar, criticar, pensar.
Así que me parece bien que seamos diferentes, en un ejemplo yo uso lentes y por eso me decían cuatro ojos, ¿pero porque sentirme mal?  Uso lentes porque quiero ver mejor, mis lentes grandes y cuadrados me identifican, ¿acaso eso no me hace especial? Sí, talvez no veo tan bien como otros, pero escucho de manera excepcional. Mi sentido del oído está mucho más desarrollado.
Y es que gracias a nuestro maravilloso cuerpo tenemos la capacidad de desarrollar diferentes habilidades, por eso es que todos tenemos una característica que nos hace únicos. Como la historia que puse al inicio de este trabajo, Patrick, contra toda posibilidad, no podía ver ni caminar, pero desarrolló otra habilidad, y es excelente en ella.
Entonces concluyo diciendo que soy diferente, todos lo somos y no me avergüenzo de ello, me encanta serlo, me encanta ver y conocer la diversidad del mundo.
Si queremos detener la discriminación dejemos de quejarnos y empecemos a aceptar nuestras diferencias como habilidades. 

Bibliografía:

  • Desigualdad educativa: la naturaleza como pretexto; coordinado por Silvia Llomovatle y Carina Kaplan – 1ª edición – Buenos Aires: Centro de Publicaciones Educativas y Material Didáctico, 2005
  • Etnicidad, Raza, Género y Educación en América Latina (2004), Donald R. Winkler y Santiago Cueto – PREAL
  • Promovamos la equidad de género en el aula: Propuesta metodológica centrada en el aprendizaje (2001), Sheila Mogrovejo de Thissen – programa especial MECEP, MINEDU, Perú

Citas y referencias bibliográficas 

  • [1]González Castañón, Diego, Déficit, diferencia y discapacidad
  • [2] Ferrer, M. (1994). El género en la adolescencia. En Psicología de la adolescencia. Angel Aguirre Baztán (1994) Madrid: Pirámide.
  • [3] “Programa Estratégico de eliminación de las desigualdades de Género en la Conclusión Oportuna en el Nivel de Educación Secundaria en zonas rurales y con población indígena”, Ob.cit.  / INEI, Brechas de género, Insumos para la adopción de medidas en favor de las mujeres, 2010. Cit. por Plan de Igualdad de Género 20012-2017, MIMP 2013
  • [4] Etnicidad, Raza, Género y Educación en América Latina (2004), Donald R. Winkler y Santiago Cueto – PREAL

















viernes, 12 de diciembre de 2014

Discriminación en la sociedad Peruana

Antes de la conquista, los rasgos que caracterizaban a los incas, eran bastante marcados, se diferenciaban de los hombres y mujeres de otras tribus existentes. Sin embargo con la llegada de los españoles, y la conquista, estos rasgos que caracterizaban al inca, comenzaron a cambiar producto de la unión de incas y españoles, lo que dio origen al “mestizo” una persona con rasgos diferentes a los incas, pero que era en parte inca. A partir de esta “fusión” es que el Perú no dejó de mezclarse, hasta crear un país de múltiples rasgos fenotípicos, rasgos que no son únicos y que no permiten identificar de forma precisa a los peruanos. Y es que el Perú es un país, donde las personas no tienen una única procedencia, su condición fenotípica está influida por diferentes grupos étnicos. 

El idioma en el Perú no es solo el castellano, existen más de 100 lenguas, lo que nos permite apreciar la diversidad que existe en el Perú, las diferencias en rasgos físicos, y hasta el idioma en que se habla. Y si somos un país con tantas cualidades y diferencias fenotípicas, ¿Por qué nos cuesta tanto reconocerlo? ¿Por qué queremos ser todos iguales? ¿Por qué siempre estamos marcando nuestras diferencias de manera negativa? Y es que vivimos en una sociedad que juzga por lo que ve y no por lo que conoce, que siempre está criticando a los demás, que atribuye cierto tipo de acciones a personas con cierto tipo de rasgos físicos, es decir, vivimos en una sociedad donde “un blanco manejando una moto… se lo ha comprado y un negro manejando una moto… se la ha robado”. 

Vivimos en una sociedad donde para encontrar trabajo se requiere de “buena presencia”, lo que hace referencia a rasgos físicos específicos que la mayoría de los peruanos no cumple. Vivimos en una sociedad prejuiciosa, que gira en torno a estereotipos que para nada reflejan a la mujer y al hombre que trabajan y que luchan por salir adelante. Vivimos en esta sociedad, porque busca desesperadamente la aceptación por parte de aquellas sociedades cuyos modos de vida son muy diferentes al de nosotros los peruanos, pero representan los conceptos de “belleza” y “perfección” que se supone todos debemos lograr.

Leopoldo Chiapo
Día a día los medios de comunicación mediante programas televisivos, nos “venden” una imagen de mujer y hombre perfecto proveniente de Europa, y son estos estereotipos que definen nuestra identidad, es decir, son estos modelos que rigen nuestro comportamiento y modos de pensar, pues las personas dejamos de valorar lo referente a nuestra cultura, por valorar lo que proviene de otros países, pues pensamos siempre que todo lo que no es nuestro es mejor. Y es que como dice Leopoldo Chiapo “Nuestra tradición cultural es la tradición de los países colonizados. El modo cómo se nos ha venido identificando decide para otros lo que somos. En la medida que aceptamos, por rutina y por práctica irreflexiva esta identificación, no podemos iniciar un proceso cultural auténtico. Más bien seguimos enmarcados y, complicemente enmarcándonos dentro de patrones culturales que nos son ajenos y que por ser ajenos nos ahogan material y espiritualmente.”

Seguimos aceptando patrones culturales que se nos han impuesto, y en la búsqueda de poder encajar dentro de ese estereotipo, los peruanos nos vamos transformando y vamos adquiriendo aquellos rasgos que nos hacen más parecidos a los otros y dejamos de lado aquellos rasgos que nos hacen más parecidos a nosotros, discriminamos nuestra cultura, nuestras costumbres, nuestra comida, nuestras danzas, nuestro lugar de nacimiento y obviamente empezamos a discriminar a nuestra gente porque son “cholos y serranos” que jamás van a cumplir con el estereotipo. 

Mujer Andina Peruana
La sociedad actual vive en una discriminación cotidiana, ha acogido este término como parte de su realidad, porque aunque nos cueste aceptarlo, siempre estamos discriminando, siempre estamos buscando la manera de inferiorizar al otro para sentirnos superiores y distintos a los demás. Nos pasamos la vida excluyendo a las comunidades indígenas, porque no se visten como nosotros, no hablan como nosotros, no se expresan como nosotros y es que estos peruanos valoran y respetan sus costumbres y tradiciones; en cambio el resto de los peruanos somos una sociedad alienada que no es capaz de reconocer y valorar su folklore. Y cuando queremos hacer presente la imagen de la mujer andina, lo hacemos como medio de burla, como es el caso de cierto programa televisivo que presenta a la mujer andina como una mujer ociosa, ingenua, tonta, que no sabe ni escribir, y aunque lo nieguen tiene un trasfondo cultural, y es la discriminación. Esto fomenta que se cree una imagen de la mujer andina que no es la correcta, que no es la de una mujer trabajadora, por esta razón es que se generan insultos y ofensas hacia estas mujeres. Sin embargo, la sociedad peruana no solo discrimina a los pobladores indígenas, sino también a los afroperuanos, creándose una imagen de ellos que no es la correcta, por ejemplo cuando vemos caminando a una persona con rasgos afroperuanos, nos genera miedo, pues pensamos que nos va a robar o realizamos comentarios que hacen referencia a su escaso nivel intelectual olvidándonos de tantas personas de color que fueron grandes intelectuales y personas renombradas como el fallecido Nelson Mandela o aquí en el Perú una persona de gran corazón como lo fue San Martín de Porres. 
Phili Batters

Estos suelen ser los casos en que la sociedad peruana discrimina por los rasgos fenotípicos que las personas presentan, que son los casos de discriminación más frecuentes. Sin embargo, no es la única manera en que nuestra sociedad discrimina a las personas, también lo hacen por la condición sexual de las personas. Nuestra sociedad es homofóbica, no es capaz de aceptar relaciones sentimentales que involucren a personas del mismo sexo, esta puede ser debido a la religión que juega un papel importante al momento de tomar una postura a favor o en contra de la homosexualidad, ya que los peruanos son en su mayoría creyentes, y la Iglesia no permite una unión homosexual, por ellos los peruanos tampoco lo hacen. Otro factor es el machismo, por eso se juzga una relación sentimental de dos hombres, pues no se les considera hombres, de ahí la conocida frase: “¿qué pasa? Si yo soy bien machito”. Estos motivos llevan a los peruanos a discriminar a los homosexuales, a insultarlos y ofenderlos, a agredirlos física y psicológicamente, a no respetar su espacio y privacidad, a referirse a ellos de manera despectiva, a mirarlos como si fuesen lo peor de la sociedad y a hacer comentarios como lo hizo el comentarista de futbol Philip Batters, quien anunció su homofobia a nivel nacional y amenazó con golpear a cualquier homosexual que estuviese cerca de su casa. Por eso, en la actualidad, se genera un gran debate sobre “La Unión Civil” que permitiría que las personas del mismo sexo puedan contraer matrimonio y formar la familia que tanto desean. Este es un gran avance para valorar a las comunidades homosexuales y hacer valer sus derechos, porque indistintamente de la opción sexual que hayan elegido, son seres humanos que merecen el mismo respeto que recibe cualquier heterosexual.

Las relaciones sentimentales, son un tema que no está exento de discriminación, y es que en algunos diarios más populares de Lima se encuentran secciones como el “buzón sentimental” donde las personas publican notas sobre el tipo de pareja o amistad que buscan por ejemplo:
“Trigueñito, 30 años, 1.78 de estatura, contextura agradable, amable, cortés, no mal parecido, bachiller en Contabilidad, desea relacionarse con damita de tez blanca o trigueña, no mal parecida, de 22 a 30 años, romántica, limeña o provinciana, cualquier ocupación, sencilla, cariñosa, con deseos de amar y ser amada…”[1]
Este es un claro ejemplo de la preferencia de las personas cuando van a buscar una pareja sentimental, siempre es importante la estatura, el nivel económico, el color de la piel y el lugar de procedencia, y regresamos de nuevo al punto mencionado anteriormente donde se habla del estereotipo de belleza que rige nuestra vida. Pues es como dice Fromm (1988) “en una cultura contemporánea… dos personas se enamoran cuando sienten que han encontrado el mejor objeto disponible en el mercado, dentro de los límites impuestos por sus propios valores de intercambio”[2] y es como lo interpreta Juan Carlos Callirgos “el objeto buscado debe ser deseable desde el punto de vista de su valor social. Al mismo tiempo uno debe resultar deseable. Una de las características a las que se otorga valor en la sociedad peruana es “la raza”, junto con otras como la posición socioeconómica.”
Son estos ejemplos donde se manifiesta el nivel de discriminación en la sociedad peruana, es a través de estos ejemplos que se puede observar una cultura de la discriminación, que si no se detiene va a continuar uniendo eslabones hasta formar una cadena tan grande que va a ser difícil de romper. Esto se genera porque nuestra cultura en valores es muy pobre, ya no practicamos valores como la responsabilidad, el respeto, la solidaridad y el amor al prójimo que son tan importantes para lograr una convivencia pacífica con los miembros de nuestra sociedad, son tan importantes porque a través de los valores se establecen normas que debemos seguir y que rigen nuestro comportamiento humano. Una formación en valores permite formar personas íntegras, capaces de pensar razonada y críticamente, que sean conscientes de la diversidad que existe en el Perú y las diferencias étnicas, y que a partir de ellas fomente una concientización en los peruanos para que acepten su origen y a los miembros del país que han sido excluidos y marginados, porque ellos también son peruanos.

Aceptar nuestras diferencias étnicas en el país, es un gran paso para poder ir dejando poco a poco el término discriminación y valorar más a nuestra cultura, pues qué bonito sería si aprendemos a valorar y a querer esas diferencias, a marcar estas diferencias, pero de manera positiva; qué bonito sería si aprendemos a reconocernos como un país de múltiples caras y todas ellas son hermosas tal y como son, sin importar el color de su piel, su tamaño, su contextura, su lugar de procedencia, el idioma que hable, su ideología. Porque son las diferencias lo que nos hace únicos y especiales, son las diferencias lo que nos permite sobresalir, son las diferencias la muestra de un país rico en cultura, rico en costumbres, rico en mitos y leyendas, rico en su gente que se valora y respeta. Las diferencias no son un símbolo de inferioridad o superioridad, simplemente son un símbolo de respeto, respeto al prójimo.
Pero al reclamar nuestro derecho a ser diferentes también tenemos que reclamar nuestro derecho de igualdad, cuando se refiere a oportunidades, todos debemos tener las mismas oportunidades, el Estado debe respaldarnos a todos por igual, hacer cumplir nuestros derechos, pero también hacer cumplir con nuestras obligaciones como ciudadanos responsables de un mismo país.
Tal vez sea muy difícil cambiar la concepción de sociedad sobre discriminación, pero podemos empezar a cambiar nosotros mismos y fomentar ese cambio en las personas cercanas a nosotros, y así se generará una cadena que permita el cambio.



Una forma de combatir la discriminación es la Educación, si desde pequeños a nuestros estudiantes les establecemos ciertas normas a seguir basados en valores, se irán familiarizando más con las normas de convivencia y con la práctica de valores lo cual permitirá que los estudiantes se respeten, cuiden y amen entre ellos, se irán estrechando lazos amicales que anularan cualquier rasgo que implique una discriminación. Este trabajo se tiene que priorizar en el aula, para fomentar en los estudiantes, un ambiente de respeto hacia sus compañeros y un ambiente de respeto hacia las diferencias fenotípicas que cada uno puede tener.
La reducción de la discriminación no solo se llevará a cabo si se trabaja a nivel de aula, sino que es necesario que los padres de familia orienten al niño hacia una formación que no sea racista, ni que discrimine. Pues muchas veces son ellos quienes incitan al niño a comportarse bruscamente con otros, por ello, mediante talleres de tutoría se orientaría al padre a tomar conciencia de los importante que es el trabajo de valores en casa, en especial el de respeto.

Conclusión:

En conclusión es importante que los peruanos nos reconozcamos como somos, un país de las múltiples caras, un país con muchas diferencias étnicas, pero que son estas las que nos hacen especiales. Es importante que nos valoremos y respetemos los unos a los otros, porque todos somos iguales, pero a la vez diferentes.


[1] Citado por Juan Carlos Callirgos en “El racismo: la cuestión del otro (y de uno)
[2] Citado por Juan Carlos Callirgos en “El racismo: la cuestión del otro (y de uno)

Bibliografía

· *Juan Carlos Callirgos (1993). El racismo: La cuestión del otro (y de uno). Lima: DESCO (Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo).
· * Leopoldo Chiapo. La cultura y las sociedades en emergencia. Lima, Perú